Silencios.

24.07.2025

A veces me invade el silencio, el mundo se apaga por un instante y solo queda el eco de mis propios pensamientos.

Ocurre sin aviso.

Sin ningún motivo aparente todo se vuelve lejano, las voces, los ruidos, la vida misma... como si todo quedara detrás de un vidrio empañado.

Y en un intento inútil de resistirme, me dejo llevar porque en el fondo necesito la verdad que esconde su incómoda presencia.

- ¿Otra vez tú?

Sí. 

- ¿A qué has venido ahora?, estaba ocupada..., a veces tu presencia me asusta.

Quizás porque soy presencia sin el ruido que llena tu espacio, ese que hace que no te escuches.

- No tengo tiempo para esto.

Lo sé. Nunca lo tienes.

- En ti escucho mis pensamientos más altos... y también los más oscuros. 

Solo te los devuelvo sin disfraz. 

- ¿Y qué se supone que debo hacer?

Solo… escucha(te).

- ¿Escuchar qué?, si no hay nada, solo vacío.

Ese "vacío" tiene cosas que no te atreves a nombrar.

- ¿Como... qué?

El cansancio, lo que duele, la tristeza, las tormentas..., las preguntas que postergas...

- ¿Y qué gano enfrentándolas?

Paz. Aunque duela o incomode, porque solo puedes encontrarte cuando te haces silencio.

- Será, pero... es tan fácil perderse en lo externo...

Por eso vengo, a recordarte que también habitas dentro.

- ¿Y cuándo te irás?

Cuando dejes de luchar contra mí, entonces me iré y te dejaré con la claridad que nunca te dará el ruido. En ese instante... te abrazaré sin brazos, sosteniéndote desde dentro.

- Está bien..., me rindo.

Te rindes?

- Sí. No quiero seguir huyendo. En tu abrazo sin sonido caen mis máscaras, una a una. Me envuelves sin palabras, me confrontas sin violencia. A veces me sanas, otras, me desgarras, y entonces me pregunto... ¿Qué hago con lo que duele?

Nada, solo lo miras, lo nombras, le dejas espacio, porque siempre será parte de ti, de tu verdad, aunque duela o consuele. 

- ¿Y se irá?

Tal vez no del todo. Pero cuando lo aceptas, deja de pesar igual.

- ¿Y si vuelve?

Lo hará, como lo hace siempre, pero cada vez estarás más preparada, y no para vencerlo, sino para convivir con él.

- ¿Y con eso basta?

Sí. Basta con que no le rechaces cuando llegue... porque en ese momento te estás abrazando a ti misma. 

Tal como eres, sin adornos, sin exigencias. Solo tú.

El silencio no siempre significa ausencia; a veces es una presencia que habla en otro idioma.