Nosotras, las mariposas...

Nosotras, pequeñas semillitas esperando la lluvia…
Nosotras, las que vivimos en silencio, dormidas, flotando suavemente entre suspiros.
Nosotras, las que se despiertan de repente envueltas en un temblor de emociones.
Primero una, luego otra… y otra más, hasta que en cuestión de segundos todas revoloteamos como locas, como si alguien encendiera las luces en un teatro vacío.
Sabemos lo que viene...
Esas cuatro letras, esa cosa tan misteriosa que ustedes apenas comprenden, pero que nosotras sentimos antes que nadie. Lo llaman "mariposas en el estómago", pero para nosotras es mucho más, es el instante exacto en que algo cambia para siempre.
Una mirada, una palabra, el roce de unas manos…, justo ahí estamos nosotras batiendo las alas con emoción, avisando que algo grande está naciendo, algo que descontrola el alma. Que la piel empieza a reconocer aun cuando la razón lo niega.
A veces nos acusan de causar ansiedad. O confusión.
Pero nosotras solo cumplimos nuestro cometido, dar pequeñas señales, pequeñísimos golpecitos en forma de latidos..
No sabemos que pasará después.
A veces nos siguen. Otras, nos ignoran levantándonos muros o desviando la mirada.
Y cuando esto pasa nos acurrucamos otra vez, esperando pacientemente, porque el amor no entra siempre cuando toca, a veces necesita colarse por una rendijita.
Desde abajo lo vemos todo, el nudo en la garganta, el brillo en los ojos, el temblor de la manos, cada pequeño gesto que delata lo que el corazón aun no se atreve a decir.
Porque nosotras no vivimos para los finales, vivimos para los comienzos, al principio de todo, como pequeñas anunciadoras del milagro.
Porque el amor no empieza con un "te amo".
Empieza con nosotras...
Mientras haya latidos no hay edad para sentir mariposas.
Solo ganas de volar con ellas.